Conoció al amor de su vida mientras su novio dormía: Ahora tienen dos hijas y llevan 22 años casados
Conoció al amor de su vida mientras su novio dormía | Imagen referencial - Freepik
Hace 25 años, Maire Clifford, una neozelandesa que viajaba en un tren desde Inglaterra a Edimburgo cuando estableció una amistad con quien se convertiría en su futuro esposo.
La mujer, que estaba acompañada por su novio, se vio en la necesidad de fumar, por lo que dejó a su acompañante durmiendo en el vagón, mientras se dirigía al vagón de fumadores en medio del largo viaje.
A través de un encuentro casual, Maire conoció a Andy Bain de 27 años, un inglés criado en Escocia.
El encuentro casual en un tren
En conversación con CNN Travel, Marie contó que ella se consideraba una fumadora social, lo que le ayudó a conocer a personas en distintos ámbitos.
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Pero su siguiente encuentro casual, iba a cambiar todo para ella. “Pensé: ‘Bueno, esto va a ser muy aburrido"”, recordó Maire. “Así que me dirigí al vagón de fumadores”.
En el sector de fumadores se encontraba Andy, a quien le pidió un encendedor, “Y entonces, de alguna manera, me senté y empezamos a hablar”, rememoró Maire. “Y recuerdo que me impresionó lo fácil que fue, como si hubiera una verdadera sensación de familiaridad”.
Por otra parte, Andy, quien había viajado al Macizo de Ngorongoro en Tanzania, detalló a CNN que “no había tenido una gran relación antes de Maire, y supongo que ninguna”, reflexionó.
En medio de un paisaje con cebras bebiendo agua de una cascada, Maire quedó conmovida con la descripción. “Creo que se necesita un tipo de persona especial para ser capaz de percibir esos momentos especiales cuando ocurren”, expresó Maire.
Maire también compartió anécdotas de su infancia, y así ambos conversaron hasta que el viaje llegó a su fin, sin embargo, ambos intercambiaron correos electrónicos.
Mientras tanto, Maire siguió el recorrido con su novio para conocer Escocia, pero de su mente no salía Andy, “cuando bajé del tren… y durante todo ese fin de semana en Edimburgo, aunque estaba con esa otra persona, seguía pensando: ‘Espero volver a encontrarme con ese tipo, Andy’”.
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Una conexión más allá de la amistad
Luego del extenso viaje, ambos siguieron con su vida, pero siempre pensando en el otro. Maire vivía en Londres y Andy en Edimburgo, a pesar de que hasta el momento eran amigos, ambos se dieron cuenta de la profunda conexión que tenían.
El día de su cumpleaños, Andy le regaló el libro "Donde viven los monstruos" a Maire, quién comentó que “Resultó ser, aunque él no lo supiera, mi libro favorito de la infancia. Y al abrirlo, y como hacía décadas que no veía la portada, me conmovió profundamente. Me sentí muy comprendida al ver que eligiera un regalo tan genial para mí”.
Después de este especial regalo, los amigos viajaban cada vez que podían para verse, aunque solo fuera por unas horas, de hecho en una ocasión se emborracharon juntos y Maire se quedó a alojar en el hotel de Andy "realmente sentí que en ese momento me demostró que es un hombre íntegro, un hombre con el que podía estar segura, y que era quien yo creía que era".
Luego de esa noche, ambos se reencontraron en Edimburgo, donde Andy le confesó sus sentimientos, “Esa primera noche, nos sentamos en el sofá y hablamos durante ocho horas”, recordó Maire. “A mitad de la conversación, me dijo: ‘¿Crees en las almas gemelas? Porque creo que eres la mía’”.
“Y luego, al tercer día, estábamos sentados allí, hablando, y él se acercó y puso su mano sobre mi rodilla y dijo: ‘Realmente te amo’”, detalló Maire. Y yo le dije: “Yo también te amo de verdad”.
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El momento de oficializar la relación
Tras la romántica declaración, ambos mantuvieron su amor a distancia entre Londres y Edimburgo, hasta que formalizaron su relación. Andy le pidió matrimonio a Maire con un antiguo anillo que perteneció a su abuela. “Cuando nací, mi abuelo le compró a mi abuela un anillo, porque yo era su primer nieto: un anillo de oro que ella usaba. Y cuando ella falleció, lo heredé yo, y lo llevaba en una cadena alrededor de mi cuello”.
Luego, esa noche del compromiso, Maire soñó con los abuelos de Andy, quienes le decían: “Bienvenida a la familia”.
Esta situación fue bastante significativa, pues era la frase que dijo el abuelo a la madre de Andy cuando sus padres formalizaron su relación.
“Mi madre se puso pálida como un papel”, mencionó Andy. “Y nos quedamos como: ‘¿Qué? ¿Qué?’. Y ella dijo que cuando mi padre la llevó a Edimburgo para conocer a su familia —y mi abuelo era un escocés muy fiel—, se levantó de la silla y le dijo: ‘Bienvenida a la familia’. Esas mismas palabras”.
Actualmente, el matrimonio lleva 22 años casados y viven en Nueva Zelanda con sus dos hijas.
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Cuando Maire reflexiona sobre Andy, la neozelandesa cuenta que se siente “agradecida” por vivir tantos años junto a ese joven que conoció por casualidad en un viaje en tren.
“Hemos aprendido tanto en nuestro matrimonio como individualmente, y nos hemos apoyado mutuamente en nuestro crecimiento personal, y eso también proviene de nuestra amistad… Nuestro amor se ha fortalecido muchísimo con el paso de las décadas”, finalizó Maire.
